miércoles, 4 de agosto de 2010

La invención de Morel - fragmento

Recorrí los estantes buscando ayuda para ciertas investigaciones que el proceso interrumpió y que en la soledad de la isla traté de continuar. Creo que perdemos la inmortalidad porque la resistencia a la muerte no ha evolucionado; sus perfeccionamientos insisten en la primera idea, rudimentaria: retener vivo todo el cuerpo. Sólo habría que buscar la conservación de lo que interesa a la conciencia. Mi alma no ha pasado, aún a la imagen; si no, yo habría muerto, habría dejado de ver a Faustine, para estar con ella en una visión que nadie recogerá.
(...)
Intenté varias explicaciones: Que yo tenga la famosa peste; sus efectos, la imaginación: la gente, a la música, Faustine; en el cuerpo: tal vez lesiones horribles, signos de la muerte, que los efectos anteriores no me dejan ver.
(...)
Hoy, en esta isla, ha ocurrido un milagro. El verano se adelantó. Puse la cama cerca de la pileta de natación y estuve bañándome, hasta muy tarde. Era imposible dormir. Dos o tres minutos afuera bastaban para convertir en sudor el agua que debía protegerme de la espantosa calma. A la madrugada me despertó un fonógrafo. No puede volver al museo a buscar las cosas, huí por las barracas, estoy en los bajos del sur, entre plantas acuáticas, indignado por los mosquitos, con el mar o sucios arroyos hasta la cintura, viendo que anticipé absurdamente mi huida. creo que esa gente no vino a buscarme, tal vez no me hayan visto. Pero sigo mi destino; estoy desprovisto de todo, confinado al lugar más escaso, menos habitable de la isla; a pantanos que el mar suprime una vez por semana. Escribo esto para dejar testimonio del adverso milagro. "


Adolfo Bioy Casares

1 comentario:

Jaku dijo...

No hay libro que me de mas sueño que este. Bioy Casares soluciono mis problemas de insomnio durante muchos meses...