viernes, 24 de septiembre de 2010

En este mismo instante...

En este mismo instante
hay un hombre que sufre,
un hombre torturado
tan sólo por amar
la libertad. Ignoro
dónde vive, qué lengua
habla, de qué color
tiene la piel, cómo
se llama, pero
en este mismo instante,
cuando tus ojos leen
mi pequeño poema,
ese hombre existe, grita,
se puede oír su llanto
de animal acosado,
mientras muerde sus labios
para no denunciar
a los amigos. ¿Oyes?
Un hombre solo
grita maniatado, existe
en algún sitio. ¿He dicho solo?
¿No sientes, como yo,
el dolor de su cuerpo
repetido en el tuyo?
¿No te mana la sangre
bajo los golpes ciegos?
Nadie está solo. Ahora,
en este mismo instante,
también a ti y a mí
nos tienen maniatados.


José Agustín Goytisolo

jueves, 23 de septiembre de 2010

Hemos amado juntos tantas cosas...

Hemos amado juntos tantas cosas
que es difícil amarlas separados.
Parece que se hubieran alejado de pronto
o que el amor fuera una hormiga
escalando los declives del cielo.

Hemos vivido juntos tanto abismo
que sin ti todo parece superficie,
órbita de simulacros que resbalan,
tensión sin extensiones,
vigilancia de cuerpos sin presencia.

Hemos perdido juntos tanta nada
que el hábito persiste y se da vuelta
y ahora todo es ganancia de la nada.
El tiempo se convierte en antitiempo
porque ya no lo piensas.

Hemos callado y hablado tanto juntos
que hasta callar y hablar son dos traiciones,
dos sustancias sin justificación,
dos sustitutos.

Lo hemos buscado todo,
lo hemos hallado todo,
lo hemos dejado todo.

Únicamente no nos dieron tiempo
para encontrar el ojo de tu muerte,
aunque fuera también para dejarlo.

Roberto Juarroz

La aventura de la abeja reina

Algo en los jardínes
me llama sin cesar
la lluvia en las hojas
me inspira confianza
los árboles se agitan
bendito sea este viento
y detrás de los muros oigo algo
que me dice:

-Bienvenido!
yo sabía que vendrías aquí
a esta caverna
supongo que te acostumbrarás
al silencio total
mundo inferior
que es eterno
como el propio mal
así no habrá para mañana
otra luz
que lamentar
al morir
el desierto de sed de amar
y de florecer
jamás escaparás de aquí!


Sin salir de mi asombro
comienzo a observar
miles de colmenas
ardiendo en el fuego
millones y millones de sordos tapires
( 'Oh mi Dios )
- pero esto es el infierno
me dije para mí

- Pues no me importa
yo sé bien
que saldré de aquí
de tu colmena
tal vez las luces
que amanezcan traerán la paz
ese color tan diferente
a esto, sin dudas
y sé que no me va a importar
si a la luz de un verano
muero al morder a mi presa
resignándome
dejando en ella mi aguijón

Así sin darme cuenta
rompí los acertijos
y en un demente impulso
salí de la caverna
y oí sonar el rayo
y corrí por mil canteros
donde tímidas flores
morían con la lluvia

En ese instante comprendí
que explicar esto a alguien
sería inútil !
Las luces temblaron
con la furia del viento
y las hojas mojadas
con perlas del alba
me vieron huír.

Luis Alberto Spinetta