lunes, 28 de diciembre de 2009

Poemas (II)

Y ahora, abundante de ensueños y de grises,
con esa eterna impotencia que no limpia el lenguaje,
el miedo que se hace palabra para no ser miedo,
todo lo que enciende luces y no se nombra por si muere,
el resquicio de libertad que terco asoma;
brazo roto, abril marchito, luna falsa,
también falso el dolor que se vuelve costumbre;
los labios en dudosas fuentes,
los ojos todavía sedientos de estrellas, calandrias, mitos
y otras delgadas inutilidades que los dioses derraman,
la sonrisa en ayuno para que no traicione
y una mentirosa amnesia de rechazos y deseos;
con ruiseñores y congojas,
o sea con nada, sólo con uno mismo dentro y fuera,
dispuesto a que cada cosa recupere su alcurnia,
su medida y su precio,
se emprende la huida adonde aún no ha llegado el futuro.

Ana María Navales.

El pájaro.

Un silencio de aire, luz y cielo.
En el silencio transparente
el día reposaba:
la transparencia del espacio
era la transparencia del silencio.
La inmóvil luz del cielo sosegaba
el crecimiento de las yerbas.
Los bichos de la tierra, entre las piedras,
bajo la luz idéntica, eran piedras.
El tiempo en el minuto se saciaba.
En la quietud absorta
se consumaba el mediodía.

Y un pájaro cantó, delgada flecha.
Pecho de plata herido vibró el cielo,
se movieron las hojas,
las yerbas despertaron...
Y sentí que la muerte era una flecha
que no se sabe quién dispara
y en un abrir los ojos nos morimos.


Octavio Paz.

domingo, 30 de agosto de 2009

Balada para mi muerte.

Moriré en Buenos Aires, será de madrugada,
guardaré mansamente las cosas de vivir,
mi pequeña poesía de adioses y de balas,
mi tabaco, mi tango, mi puñado de esplín.
---
Me pondré por los hombros, de abrigo, toda el alba,
mi penúltimo whisky quedará sin beber,
llegará, tangamente, mi muerte enamorada,
yo estaré muerto, en punto, cuando sean las seis.
---
Hoy que Dios me deja de soñar,
a mi olvido iré por Santa Fe,
sé que en nuestra esquina vos ya estás
toda de tristeza, hasta los pies.
Abrazame fuerte que por dentro
me oigo muertes, viejas muertes,
agrediendo lo que amé.
Alma mía, vamos yendo,
llega el día, no llorés.
---
Moriré en Buenos Aires, será de madrugada,
que es la hora en que mueren los que saben morir.
Flotará en mi silencio la mufa perfumada
de aquel verso que nunca yo te supe decir.
---
Andaré tantas cuadras y allá en la plaza Francia,
como sombras fugadas de un cansado ballet,
repitiendo tu nombre por una calle blanca,
se me irán los recuerdos en puntitas de pie.
---
Moriré en Buenos Aires, será de madrugada,
guardaré mansamente las cosas de vivir,
mi pequeña poesía de adioses y de balas,
mi tabaco, mi tango, mi puñado de esplín.
---
Me pondré por los hombros, de abrigo, toda el alba,
mi penúltimo whisky quedará sin beber,
llegará, tangamente, mi muerte enamorada,
yo estaré muerto, en punto, cuando sean las seis,
cuando sean las seis, ¡cuando sean las seis!



Horacio Ferrer.

¿Qué se ama cuando se ama?

¿Qué se ama cuando se ama, mi Dios: la luz terrible de la vida
o la luz de la muerte? ¿Qué se busca, qué se halla, qué
es eso: ¿amor? ¿Quién es? ¿La mujer con su hondura, sus rosas, sus volcanes,
o este sol colorado que es mi sangre furiosa
cuando entro en ella hasta las últimas raíces?

¿O todo es un gran juego, Dios mío, y no hay mujer
ni hay hombre sino un solo cuerpo: el tuyo,
repartido en estrellas de hermosura, en partículas fugaces
de eternidad visible?

Me muero en esto, oh Dios, en esta guerra
de ir y venir entre ellas por las calles, de no poder amar
trescientas a la vez, porque estoy condenado siempre a una, a
esa una, a esa única que me diste en el viejo paraíso.


Gonzalo Rojas.

viernes, 26 de junio de 2009

Radical 2003

Que este verso se oponga al siguiente.
Ah, la sustancia liminar del mundo.
La palabra tiene tentáculos
que el poeta esquiva
para encontrar raíces.
Si bien vale reconciliarse,
saber decir, verbigracia:
"la vida avanza cual velamen roto".
La actitud nada otorga, lo sabemos.
Luego nos contradecimos:
andamos las calles casi borrachos,
viendo a las gentes y pensando
en cómo llevan esa vida pedestre
que se parece tanto a la nuestra.
Nos da rabia.
Reímos como idiotas.
La vida tiene tentáculos
que el poeta esquiva.
¿Dónde las raíces?
Que este verso se oponga al anterior
y éste al siguiente.
Mala manera de plasmar la dialéctica.
Ah, la sustancia liminar del mundo.


Alan Mills.

jueves, 14 de mayo de 2009

Cero.

Mi saldo disminuye cada día
qué digo cada día
cada minuto cada
bocanada de aire

muevo mis dedos como si pudieran
atrapar o atraparme
pero mi saldo disminuye

muevo mis ojos como si pudieran
entender o entenderme
pero mi saldo disminuye

muevo mis pies cual si pudieran
acarrear o acarrearme
pero mi saldo disminuye

mi saldo disminuye cada día
qué digo cada día
cada minuto cada
bocanada de aire

y todo porque ese
compinche de la muerte
el cero
está esperando.


Mario Benedetti.

martes, 5 de mayo de 2009

Introducción a los sueños.

Leyendo un claro día
mis bien amados versos,
he visto en el profundo
espejo de mis sueños

que una verdad divina
temblando está de miedo,
y es una flor que quiere
echar su aroma al viento.

El alma del poeta
se orienta hacia el misterio.
Sólo el poeta puede
mirar lo que está lejos
dentro del alma, en turbio
y mago sol envuelto.

En esas galerías,
sin fondo, del recuerdo,
donde las pobres gentes
colgaron cual trofeo

el traje de una fiesta
apolillado y viejo,
allí el poeta sabe
el laborar eterno
mirar de las doradas
abejas de los sueños.

Poetas, con el alma
atenta al hondo cielo,
en la cruel batalla
o en el tranquilo huerto,

la nueva miel labramos
con los dolores viejos,
la veste blanca y pura
pacientemente hacemos,
y bajo el sol bruñimos
el fuerte arnés de hierro.

El alma que no sueña,
el enemigo espejo,
proyecta nuestra imagen
con un perfil grotesco.

Sentimos una ola
de sangre, en nuestro pecho,
que pasa... y sonreímos,
y a laborar volvemos.


Antonio Machado.

lunes, 13 de abril de 2009

Pienso que en este momento...

Pienso que en este momento
tal vez nadie en el universo piensa en mí,
que sólo yo me pienso,
y si ahora muriese,
nadie, ni yo, me pensaría.

Y aquí empieza el abismo,
como cuando me duermo.
Soy mi propio sostén y me lo quito.
Contribuyo a tapizar de ausencia todo.

Tal vez sea por esto
que pensar en un hombre
se parece a salvarlo.


Roberto Juarroz.

jueves, 2 de abril de 2009

Arrasar.

No dejes que te llame la duda,
ni su encanto infalible,
no dejes que te corrompa el miedo,
ni que te queme el orgullo,
ni que te estampe al suelo.
No, nunca dejes al alma irse,
aunque no tenga nombre,
aunque no exista,
no dejes que te gane el tiempo,
atravesalo con tu cuerpo auténtico,
y no con la ridiculez
del disfraz comprado.
Estate atento a la belleza del mundo
y nunca te olvides de que las cosas existen
aún sin verlas,
y cuanto más las ves
aún más existen.

viernes, 20 de marzo de 2009

Nos olvidamos...

¿Nos olvidamos, a veces, de nuestra sombra o es que nuestra sombra nos abandona de vez en cuando?

Hemos abierto las ventanas de siempre. Hemos encendido las mismas lámparas. Hemos subido las escaleras de cada noche, y sin embargo han pasado las horas, las semanas enteras, sin que notemos su presencia.

Una tarde, al atravesar una plaza, nos sentamos en algún banco. Sobre las piedritas del camino describimos, con el regatón de nuestro paraguas, la mitad de una circunferencia. ¿Pensamos en alguien que está ausente? ¿Buscamos, en nuestra memoria, un recuerdo perdido? En todo caso, nuestra atención se encuentra en todas partes y en ninguna, hasta que,de repente advertimos un estremecimiento a nuestros pies, y al averiguar de qué proviene, nos encontramos con nuestra sombra.

¿Será posible que hayamos vivido junto a ella sin habernos dado cuenta de su existencia? ¿La habremos extraviado al doblar una esquina, al atravesar una multitud? ¿O fue ella quien nos abandonó, para olfatear todas las otras sombras de la calle?

La ternura que nos infunde su presencia es demasiado grande para que nos preocupe la contestación a esas preguntas.

Quisiéramos acariciarla como a un perro, quisiéramos cargarla para que durmiera en nuestros brazos, y es tal la satisfacción de que nos acompañe al regresar a nuestra casa, que todas las preocupaciones que tomamos con ella nos parecen insuficientes.

Antes de atravesar las bocacalles esperamos que no circule ninguna clase de vehículo. En vez de subir las escaleras, tomamos el ascensor, para impedir que los escalones le fracturen el espinazo. Al circular de un cuarto a otro, evitamos que se lastime en las aristas de los muebles, y cuando llega la hora de acostarnos, la cubrimos como si fuese una mujer, para sentirla bien cerca de nosotros, para que duerma toda la noche a nuestro lado.


Oliverio Girondo.

jueves, 19 de marzo de 2009

Preguntitas.

Nunca te preguntaste dónde guardaste tus deseos,
en qué rincón de tu alma siguen abiertos,
dónde están las noches las lágrimas los besos las cosas
irrelevantes
las nubes los rubíes los amores
que soñaste,
dónde está lo que tuviste
y se escurrió así lento
entre tus manos,
cuándo porqué para qué
lo dejaste ir,
quién se lo llevó,
el tiempo, la vida, la gente, vos,
tu vejez, la tristeza,
o esa,
la mirada que nunca te miró.

viernes, 13 de marzo de 2009

Comunión plenaria.

Los nervios se me adhieren
al barro, a las paredes,
abrazan los ramajes,
penetran en la tierra,
se esparcen por el aire,
hasta alcanz ar el cielo.

El mármol, los caballos
tienen mis propias venas.
Cualquier dolor lastima
mi carne, mi esqueleto.
¡Las veces que me he muerto
al ver matar un toro!...

Si diviso una nube
debo emprender el vuelo.
Si una mujer se acuesta
yo me acuesto con ella.
Cuántas veces me he dicho:
¿Seré yo esa piedra?

Nunca sigo un cadáver
sin quedarme a su lado.
Cuando ponen un huevo,
yo también cacareo.
Basta que alguien me piense
para ser un recuerdo.


Oliverio Girondo.

miércoles, 11 de marzo de 2009

Una florcita.

Después del abandono queda la incertidumbre del encuentro, los ojos hinchados como dos huevos en la oscuridad que es más oscura cuando se sienten las cosas un poco más profundas. Después de que pasa el tiempo quedan las esperanzas, las inútiles e inservibles e inmundas esperanzas que ocupan el vacío que el presente no puede llenar, plantan una semilita que se convierte en primordial.
Entonces pasa. Y algún día, cuando ya es algo secundario, asoma su tallo tímido y nos hace sonreír frente al espejo.

lunes, 9 de marzo de 2009

Boca de llanto.

Boca de llanto, me llaman
tus pupilas negras,
me reclaman. Tus labios
sin ti me besan.
¡Cómo has podido tener
la misma mirada negra
con esos ojos
que ahora llevas!

Sonreíste. ¡Qué silencio,
qué falta de fiesta!
¡Cómo me puse a buscarte
en tu sonrisa, cabeza
de tierra,
labios de tristeza!

No lloras, no llorarías
aunque quisieras;
tienes el rostro apagado
de las ciegas.

Puedes reír. Yo te dejo
reír, aunque no puedas.



Jaime Sabines.

martes, 3 de marzo de 2009

Miedos.

Tememos amar. Han sido tantas las veces en las que hemos creído que por fin nuestro día ha llegado, tantos los sinsabores de la derrota que optamos por tenerle miedo al desencuentro. El encuentro no es la única opción. Buscar es ante todo asumir el riesgo de no encontrar o de encontrar lo que estamos buscando. Buscar es el reino de la posibilidad y no el de la certeza. Ante todo, hay que estar dispuestos a asumir las consecuencias.

domingo, 1 de marzo de 2009

Galeano.

Está visto, y los ciegos lo ven, que cada persona contiene otras personas posibles, y cada mundo contiene su contramundo. Esa promesa escondida, el mundo que necesitamos, no es menos real que el mundo que conocemos y padecemos.

Bien lo saben, bien lo viven, los aporreados que todavía cometen la locura de volver al camino, una vez y otra y otra, porque siguen creyendo que el camino es un desafío que espera, y porque siguen creyendo que desfacer agravios y enderezar entuertos es un disparate que vale la pena.

Yo me manejo bien con todo el mundo.

Yo me manejo bien con todo el mundo,
en eso mi padre puede estar tranquilo:
él me ha dejado en vida sus ahorros
Y yo corro con los gastos del asilo.
Como mi mujer, cuando nos vemos, nunca
tenemos el más mínimo conflicto:
ella se ocupa de alimentarme los niños
y yo le paso un tanto al mes por los servicios.
No sé a qué viene, portera, que vaya usted por ahí
contando groserías de mí.
Que al jefe siempre estoy listo a servirlo,
lo que me dice coincide con lo que pienso,
le tapo sus chapuzas, le presto mi piso
y él me recomienda para un ascenso.
A los subordinados sé tratarlos
con mano izquierda, les llamo camaradas,
ellos pregonan que soy muy campechano
y a cambio no me piden nunca nada.
No me cabe en la cabeza lo que llegan a escribir
en las paredes del retrete de mí,
que me llevo bien con las autoridades,
jamás los llamo con nombres soeces,
yo les consiento sus barbaridades
y ellos cuidan de mis intereses.
En las cuestiones espirituales,
con las sotanas me entiendo de perlas,
yo les financio sus bienes temporales
y ellos tramitan mi salvación eterna.
No sé cómo hay quien se atreve en esta comunidad
a poner en duda mi moralidad.


Joan Manuel Serrat.

lunes, 23 de febrero de 2009

Nights.

Estoy cansada, ¿de qué? De todo. No sé qué es todo, no sé de qué estoy cansada. Quiero que las cosas terminen y vuelvan a empezar y que no se queden quietas, como si yo fuera la responsable de hacerlas funcionar. La noche viene y ya me preparo para encontrarme y para decir miles de cosas que no quiero decir, y después se va y es sólo cuestión de arrepentirme, de intentar medir mi estupidez, de perderme en la incertidumbre de no saber quién soy a cada paso. Y qué imposible es conocerme, si cambio tanto que hasta haría mucho esfuerzo para por fin definirme y poder describirme en una sola cosa. Pero qué hacer con todo esto que me pasa, con el olor a café quemado y la humedad, los besos que desea mi boca y sin embargo están tan lejos porque la noche es así de jodida, de repente soy yo con el mundo y no me atrevo a mirarlo por miedo a que se me parezca, por miedo a que no. Y mi cabecita empieza a tejer pensamientos débiles, se cae uno y viene otro, y así pasan las horas frente a una pantalla o frente a las páginas amarillentas de un libro que no sabe quién soy. Entonces quiero adelantar el tiempo como si pudiera, me siento fuerte y poderosa. Y llegás vos, y ahí sí que se arma porque te sumás a la lista de cosas mías que no sé definir, no sé si sos importante, si me daría lo mismo que estuvieras tocándome el pelo o escupiéndome, o que estuvieras lejos, en otro país, en otra ciudad. No soportaría que me olvides, y sin embargo lo necesito tanto, quiero irme para siempre de vos, que no sepas mi nombre, no dolerte, no importarte. Pero qué feo se va a sentir cuando sepa que te fuiste, que no sabés mi nombre, que soy nada. Entonces eso va a ser peor que la noche, que las horas que me pesan como un equipaje que alguien me obliga a cargar, sos vos, soy yo, somos nosotros que estamos tan horriblemente juntos.

jueves, 19 de febrero de 2009

2.

Es probable que ya me hayas olvidado, que te hayas llenado de sensaciones nuevas. Es muy probable que mi nombre no sea más que una enorme abstracción, y hasta lo hayas reemplazado por otro mucho más táctil. Es visible, obvio, evidente que trabajaste duro y con esfuerzo para borrarme y para que yo sea nada más una sensación pasada. Y así me comió tu tiempo como una telaraña. Hasta que de entre sus débiles hilos reviva y te recuerde quién sos: todo eso que creés haber olvidado.

domingo, 8 de febrero de 2009

1.

La soledad no es estar parada en el muelle, a la madrugada, mirando el agua con avidez. La soledad es no poder decirla por no poder circundarla por no poder darle un rostro por no poder hacerla sinónimo de un paisaje. La soledad sería esta melancolía rota de mis frases.


Alejandra Pizarnik.

Robado de acá.

martes, 3 de febrero de 2009

Sensibilidad y acción.

El mundo es de quien no siente. La condición esencial para ser un hombre práctico es la ausencia de sensibilidad. La cualidad principal en la práctica de la vida es aquella cualidad que conduce a la acción, esto es, la voluntad. Ahora bien, hay dos cosas que estorban a la acción –la sensibilidad y el pensamiento analítico, que no es, a fin de cuentas, otra cosa que el pensamiento con sensibilidad. Toda acción es, por naturaleza, la proyección de la personalidad sobre el mundo exterior, y como el mundo exterior está en buena y en su principal parte compuesto por seres humanos, se deduce que esa proyección de la personalidad consiste esencialmente en atravesarnos en el camino ajeno, en estorbar, herir o destrozar a los demás, según nuestra manera de actuar. Para actuar es necesario, por tanto, que no nos figuremos con facilidad las personalidades ajenas, sus penas y alegrías. Quien simpatiza, se detiene. El hombre de acción considera el mundo exterior como compuesto exclusivamente de materia inerte –inerte en sí misma, como una piedra sobre la que se pasa o a la que se aparta del camino; o inerte como un ser humano que, por no poder oponerle resistencia, tanto da que sea hombre o piedra, pues, como a la piedra, o se le apartó o se le pasó por encima. El máximo ejemplo de hombre práctico, por reunir la extrema concentración de la acción junto con su importancia extrema, es la del estratega. Toda la vida es guerra, y la batalla es, pues, la síntesis de la vida. Ahora bien, el estratega es un hombre que juega con vidas como el jugador de ajedrez juega con las piezas del juego. ¿Qué sería del estratega si pensara que cada lance de su juego lleva la noche a mil hogares y el dolor a tres mil corazones? ¿Qué sería del mundo si fuéramos humanos? Si el hombre sintiera de verdad, no habría civilización. El arte sirve de fuga hacia la sensibilidad que la acción tuvo que olvidar.


[Fernando Pessoa]

viernes, 23 de enero de 2009

Dime mujer...

Dime mujer dónde escondes tu misterio
mujer agua pesada volumen transparente
más secreta cuando más te desnudas
cuál es la fuerza de tu esplendor inerme
tu deslumbrante armadura de belleza
dime no puedo ya con tantas armas
mujer sentada acostada abandonada
enséñame el reposo el sueño y el olvido
enséñame la lentitud del tiempo
mujer tú que convives con tu ominosa carne
como junto a un animal bueno y tranquilo
mujer desnuda frente al hombre armado
quita de mi cabeza este casco de ira
cálmame cúrame tiéndeme sobre la fresca tierra
quítame este ropaje de fiebre que me asfixia
húndeme debilítame envenena mi perezosa sangre
mujer roca de la tribu desbandada
descíñeme estas mallas y cinturones de rigidez y miedo
con que me aterro y te aterro y nos separa
mujer oscura y húmeda pantano edénico
quiero tu ancha olorosa robusta sabiduría
quiero volver a la tierra y sus zumos nutricios
que corren por tu vientre y tus pechos y que riegan tu carne
quiero recuperar el peso y la rotundidad
quiero que me humedezcas me ablandes me afemines
para entender la feminidad la blandura húmeda del mundo
quiero apoyada la cabeza en tu regazo materno
traicionar al acerado ejército de los hombres
mujer cómplice única terrible hermana
dame la mano volvamos a inventar el mundo los dos solos
quiero no apartar nunca de ti los ojos
mujer estatua hecha de frutas paloma crecida
déjame siempre ver tu misteriosa presencia
tu mirada de ala y de seda y de lago negro
tu cuerpo tenebroso y radiante plasmado de una vez sin titubeos
tu cuerpo infinitamente más tuyo que para mí el mío
y que entregas de una vez sin titubeos sin guardar nada
tu cuerpo pleno y uno todo iluminado de generosidad
mujer mendiga pródiga puerto del loco Ulises
no me dejes olvidar nunca tu voz de ave memoriosa
tu palabra imantada que en tu interior pronuncias siempre desnuda
tu palabra certera de fulgurante ignorancia
la salvaje pureza de tu amor insensato
desvariado sin freno brutalizado enviciado
el gemido limpísimo de la ternura
la pensativa mirada de la prostitución
y la clara verdad cruda
del amor que sorbe y devora y se alimenta
el invisible zarpazo de la adivinación
la aceptación la comprensión la sabiduría sin caminos
la esponjosa maternidad terreno de raíces
mujer casa del doloroso vagabundo
dame a morder la fruta de la vida
la firme fruta de luz de tu cuerpo habitado
déjame recostar mi frente aciaga
en tu grave regazo de paraíso boscoso
desnúdame apacíguame cúrame de esta culpa ácida
de no ser siempre armado sino sólo yo mismo.

Tomás Segovia.

lunes, 19 de enero de 2009

Epitafio para un poeta.

Quiso cantar, cantar
para olvidar
su vida verdadera de mentiras
y recordar
su mentirosa vida de verdades.

Octavio Paz.

viernes, 16 de enero de 2009

Balada del mal genio.


Hay días en que siento una desgana
de mí, de ti, de todo lo que insiste en creerse
y me hallo solidariamente cretino
apto para que en mí vacilen los rencores
y nada me parezca un aceptable augurio.

Días en que abro el diario con el corazón en la boca
como si aguardara de veras que mi nombre
fuera a aparecer en los avisos fúnebres
seguido de la nómina de parientes y amigos
y de todo indócil personal a mis órdenes.

Hay días que ni siquiera son oscuros
días en que pierdo el rastro de mi pena
y resuelvo las palabras cruzadas
con una rabia hecha para otra ocasión
digamos, por ejemplo, para noches de insomnio.

Días en que uno sabe que hace mucho era bueno
bah tal vez no hace tanto que salía la luna
limpia como después de jabón perfumado
y aquello si era auténtica melancolía
y no este malsano, dulce aburrimiento.

Bueno, esta balada sólo es para avisarte
que en esos pocos días no me tomes en cuenta.



Mario Benedetti

jueves, 15 de enero de 2009

La foto salió movida.


Un cronopio va a abrir la puerta de calle, y al meter la mano en el bolsillo para sacar la llave lo que saca es una caja de fósforos, entonces este cronopio se aflige mucho y empieza a pensar que si en vez de la llave encuentra los fósforos, sería horrible que el mundo se hubiera desplazado de golpe, y a lo mejor si los fósforos están donde la llave, puede suceder que encuentre la billetera llena de fósforos, y la azucarera llena de dinero, y el piano lleno de azúcar, y la guía del teléfono llena de música, y el ropero lleno de abonados, y la cama llena de trajes, y los floreros llenos de sábanas, y los tranvías llenos de rosas, y los campos llenos de tranvías. Así es que este cronopio se aflige horriblemente y corre a mirarse al espejo, pero como el espejo esta algo ladeado lo que ve es el paragüero del zaguán, y sus presunciones se confirman y estalla en sollozos, cae de rodillas y junta sus manecitas no sabe para que. Los famas vecinos acuden a consolarlo, y también las esperanzas, pero pasan horas antes de que el cronopio salga de su desesperación y acepte una taza de té, que mira y examina mucho antes de beber, no vaya a pasar que en vez de una taza de té sea un hormiguero o un libro de Samuel Smiles.

viernes, 2 de enero de 2009

No te amo porque seas mío
o porque no,
no te amo porque me sobra el tiempo
y no sé donde desperdiciar
mis ganas,
te amo por simple placer y dolor
de amarte,
por confundirme y por llorarte,
te amo por ser lo único
por lo que me siento viva,
aunque muerta esté
aunque esté soñando,
más allá de lo real,
no te amo por algo,
te amo por nada
y para nada,
porque nada espero
y nada sé,
pero sé de mi propia inocencia
que me hace amarte
y aunque ciega,
y aunque muerta
serás aún
lo único
y lo irreal,
mi espejo y mi
contrario,
mi amigo
y mi adversario.