sábado, 16 de enero de 2010

Leroux.

Todo lo que proporcionan los sentidos, no puede ser una prueba... yo también me he incilinado sobre los rastros sensibles, pero para pedirles que entraran en el círculo que había trazado mi razón. ¡Ah! tantas veces el círculo fue tan estrecho, tan estrecho... Pero por estrecho que fuese era inmenso, porque sólo contenía la verdad!... ¡Sí, sí, lo juro! Los rastros visibles sólo han sido mis fámulos, nunca mis señores... Nunca han hecho de mí esa cosa monstruosa, más terrible que un hombre sin ojos: un hombre que ve al revéz! ¡Y ahí tienes por qué triunfaré de tu error y de tu cogitación animal!

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